Pasaron ya varios días desde que el primero pidió al cielo paz para su alma, la sangre se hiela, los huesos se hielan. Todos piden clemencia para ya en vano sufrimiento, todos quieren verlo irse sin esa cara de dolor. Ya esta. Al fin duerme la siesta eterna, que a todos nos espera en un momento, y es armado si, pero es muy cierta, demasiado diría, tan cierta, tan difícil de evitar que se convierte en impensable. Dulces sueños, todos deseamos que descanses en paz.




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