Los típicos clásicos domingos en familia, rara convinación de juegos, risas, charlas y alguna que otra pelea. Las pastas de la abuela, el comedor en el que antes se podía armar una pista de baile ahora no tiene espacio ni para un alfiler mas, las cuñadas mostrandose los dientes, y las voz mas firme y dulce que de nuevo dice: a comer!. Fila india para lavarse las manos, donde me siento? al lado de la tía (con Camila en la panza que ya cumplió 8 meses, y escucha atenta para buscar un lugar estratégico en unos meses), yo al lado de mi papa! (con poco mas de 50 cm nadie se atrevería a decirle no), yo me siento arriba de la mesa si quieren, pero apurense que se enfría la comida! ninguna objeción mas, todos listos. Los chicos ya comen solos! Un sinfin de temas son los protagonistas. El reloj fuera de juego. Postres varios, café, té y otro fernet. Sorpresa: 17 pm. Se sumaron unos amigos, y ya hay rueda de mates. Partido de fútbol, el nuevo guitarrista muestra sus habilidades y lo acompaña el primo con el acordeón. Se siguen sumando sillas: un vecino, el novio nuevo, y la consuegra que esta depresiva. Parece el único sitio donde los problemas parecen fáciles, las tristezas muy chiquitas los llantos desaparecen. Fin de otro simple y maravilloso evento familiar.
Hasta cuando la vas hacer sufrir? crees que ella no lo sabe que salís a la calle, y llegas al amanecer. Y la vas a perder; esa mujer es buena y eso no se lo merece. Hasta cuando la vas hacer llorar? No seria lo mismo; si estuvieras en su lugar. Hasta cuando no lo vas a entender? hasta que a ella se le acabe el amor y sea demasiado tarde. Vas a llorar cuando ella no este. Y vas a sentir el dolor que ella siente, el amor alejandose, la soledad arropandote. Vas a sentir que te morís sin su querer; solo dale amor sin temor, pedile perdón, que es hora de reconocer tu error. Y que tu trato desde hoy sera el mejor, decile que mañana, ya es tarde. Vamos, desahoga tu llanto y no pierdas el tiempo; antes que diga adiós. Así que cuidala; si todavía la quieres, y tratala; como ella se lo merece y si no dejala ir...
¿Por qué cuesta tanto desprenderse de algunas cosas? ¿Por qué nos aferramos a costa de todo a ciertas personas? casi todos mencionamos alguna vez "lo material es irrelevante" o alguna frase con el mismo sentido, pero si tan seguros estamos de eso ¿por qué actuamos en desacuerdo? Por naturaleza, por instinto, igual que el animal caza a su preza porque sabe que tiene que ser su alimento, así los humanos tendemos a retener, conservar objetos, sentimientos, personas, momentos, etapas, etc. a pesar de ser totalmente consientes que ese objeto no nos pertenece, ese sentimiento se acabo, o la relación de con esa persona nos ocasiona daño a ambos.
Continuamente tenemos la necesidad, la oblación de renunciar, de dejar atrás, y siempre eso representa una perdida, un sufrimiento. Sentimos nostalgia de abandonar el jardín de infantes, por sus juegos, sus dibujos, sus canciones; luego la primaria, porque hicimos nuestros primeros amigos, las primeras aventuras, las primeras exploraciones; y así lo vivimos en todos los aspectos de la vida. Cada vez es mas común encontrar "adolescentes" pasando los 30 años, negandose a dejar atrás su casa paterna, sus costumbres liberales, su vida ligera y sin responsabilidades.
Pero no se puede seguir siempre así, en algún momento hay que resignarse a poner en una cajita los recuerdos de todo eso que dejamos atrás, para poder viajar mas livianos, y así incorporar nuevos experiencias, nuevos caminos. Guardemos esa muñeca, esa pelota con la que tanto jugamos cuando niños, tiremos esas cartas que escribimos en algún momento para desahogarnos y jamas enviamos, dejemos en el pasado esa relación que no llego a buen puerto, pero que en su momento hizo que el mundo fuera ideal.
No intentemos alterar el ciclo natural de la vida, no desviemos el futuro.

Esa parte de vos que todavía me pide el beso de las buenas noche, la que tiene por arma principal el chantaje emocional, la que prometió jamas dejarse olvidar, la que aun juega una partida de ajedrez que hace tiempo termino.
Tal vez esa parte tuya sea, en realidad, mas mía que tuya; tal vez con el tiempo fue perdiendo identidad, capaz que quiere mudarse y no la dejo, o a lo mejor ni si quiera existe fuera de la imaginación. Pero me acompaña a cada lugar que voy, mas que una madre que acompaña en los primeros pasos a su bebe, mas que un amigo inseparable, mas que mi propia sombra .